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Un tesoro nutricional, el boniato

Querida lectora.

Si la patata me gusta, del boniato estoy enamorada. Ya hemos hablado muchas veces de él en este blog pero hoy le vamos a dar el protagonismo que se merece. El boniato, también conocido como batata, es un tubérculo que ha conquistado paladares en todo el mundo gracias a su sabor dulce y su impresionante perfil nutricional. Originario de América Central y del Sur, el boniato se ha ganado un lugar destacado en la gastronomía global debido a su versatilidad y beneficios para la salud.

Historia y difusión

Con una historia que se remonta a miles de años en América, el boniato fue cultivado por antiguas civilizaciones como los aztecas y los mayas. Durante los viajes de exploración, se introdujo en Europa y Asia, donde se adaptó a diferentes climas y se integró rápidamente en diversas cocinas.

Variedades y características

Existen muchas variedades de boniato, que se diferencian por su color de piel, carne y sabor. Desde el boniato naranja hasta el morado y el blanco, cada tipo tiene un perfil de sabor único y ofrece beneficios nutricionales específicos. Si eres alumna del Curso Mujer Consciente o sigues muy de cerca este blog, sabrás lo que significa que sea de un color u otro y por lo tanto qué te aporta.

Perfil nutricional

Por ejemplo, el boniato anaranjado es una fuente rica en betacarotenos, que se convierten en vitamina A en el cuerpo. Además, contiene fibra, vitamina C, potasio y vitaminas del complejo B. Y aunque es dulzón, su bajo índice glucémico lo convierte en una opción amigable para quienes buscan controlar los niveles de azúcar en sangre.

Conservación y preparación

Al igual que las patatas, los boniatos deben almacenarse en un lugar fresco y oscuro. Pueden cocinarse de diversas maneras, desde asados y hervidos hasta podemos hacer con ellos deliciosos purés y chips. La versatilidad culinaria del boniato permite su inclusión en platos salados y dulces.

Salud y consumo

El boniato es una opción prebiótica natural, ya que contiene fibra que favorece la salud intestinal. Su consumo puede contribuir al equilibrio de la flora bacteriana en el colon, promoviendo así la salud digestiva.

Para aprovechar al máximo el potencial prebiótico del boniato, puedes seguir estos pasos:

Consumo en crudo o poco cocido: La fibra presente en el boniato es más efectiva como prebiótico cuando se consume cruda o cocida mínimamente. Puedes rallar boniato y agregarlo a ensaladas o consumirlo en forma de batidos.

Inclusión en platos fríos: Opta por preparaciones en las que el boniato se sirva en platos fríos o a temperatura ambiente. Esto preserva mejor la fibra y mejora sus propiedades prebióticas, si después de cocinarlo has tenido unas 24 horas para enfriarlo en la nevera.

Fermentación: Experimenta con técnicas de fermentación, como hacer kimchi o chucrut de boniato. La fermentación aumenta la cantidad de compuestos prebióticos y probióticos, favoreciendo la salud intestinal.

Combinación con alimentos probióticos: Combina el boniato con alimentos ricos en probióticos, como kefir de cabra o chucrut. Esta sinergia puede favorecer el equilibrio de la flora intestinal.

Evita cocciones excesivas: Cocina el boniato de manera suave para evitar la degradación excesiva de la fibra. El vapor, el asado o el hervido ligero son buenas opciones.

Al integrar el boniato en tu dieta de estas maneras, no solo disfrutarás de su delicioso sabor, sino que también maximizarás su potencial prebiótico, contribuyendo así a la salud de tu microbiota intestinal.

Consejos y trucos

  • Cocción al horno: Asa el boniato al horno para resaltar su dulzura natural.
  • Inclusión en postres: Utiliza el boniato en recetas de postres saludables, como brownies o pasteles y podrás eliminar o minimizar el uso de endulzantes. Puedes usarlo también para sustituir el huevo en la elaboración de masas o bizcochos.
  • Combinaciones creativas: Experimenta combinándolo con especias como la canela o el jengibre para añadir un toque único a tus platos.

En conclusión, el boniato es un tesoro culinario y nutricional que ha dejado una marca duradera en las mesas de todo el mundo. Ya sea en platos salados o dulces, este tubérculo versátil aporta sabor y beneficios para la salud, convirtiéndolo en un elemento esencial en la cocina contemporánea.

Antes de despedirme quiero dejarte una deliciosa receta de magdalenas de boniato que harán las delicias de todas las visitas.

RECETA

Deliciosas magdalenas de boniato, sin gluten

Ingredientes

200 gr. de boniatos asados
2 huevos ecológicos que puedes sustituirlos por 2 huevos de lino o un plátano muy maduro
125 gr. de harina de almendras que puedes sustituirla por cualquier harina pero esta es una opción sin gluten muy nutritiva
40 gr. de AOVE
Una pizquita de sal marina fina
Una c.c de canela de Ceilán
Una c.c de bicarbonato
Nibs de chocolate negro opcionales que puedes sustituir por nueces picadas, pasas o el topping que más te guste

Necesitarás una pizca de aceite de coco para asar los boniatos que puedes sustituir por AOVE

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Si eres alumna del Curso Mujer Consciente, elabora un frosting para añadir después de cocer las magdalenas con un yogur sin fermentar de anacardos y zumo de limón, piel rallada de limón y melaza de arroz consiguiendo un equilibrio entre acido y dulce. Cuando las magdalenas estén frías puedes colocar el frosting de limón y después del topping seleccionado por encima. ¡Tus invitados van a alucinar con esta delicia sin glúten y baja en azúcares!

Elaboración

Precalienta el horno a 180º

Mientras, pela los boniatos, pártelos por la mitad, úntales un poco de aceite de coco y colócalos en una bandeja de horno en la que previamente habrás colocado una hoja de papel para hornear

Asa los boniatos y cuando estén, sácalos del horno, pélalos y cháfalos con un tenedor hasta que tengas un puré

Añade los huevos y el aceite y mezcla bien

Continúa añadiendo la harina, el bicarbonato y la canela

Sigue mezclando hasta que te quede un puré homogéneo

Rellena los moldes, te recomiendo que sean de silicona platino, con la ayuda de una cuchara

Añade el topping seleccionado por encima y hornea 15 minutos a 180º

Pincha con un palillo y si sale limpio… colócalas sobre una rejilla para que se enfríen más rápidamente y no queden duras o resecas.

Espero que las disfrutes muchísimo porque si las haces con harina de almendras son una opción muy saludable para tomar unas magdalenas sin estar abusando de hidratos de carbono y como ves no llevan endulzantes de ningún tipo.

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¡Qué la Salud te acompañe!

Virginia Quetglas
Diplomada en Naturopatía, Creadora de la escuela El Rincón de Nana y de los Cursos “Cocina Consciente” y “Mujer Consciente”

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Sobre las terapias naturales; se advierte a todos los usuarios de la naturaleza no sanitaria de las terapias naturales y no convencionales; y el hecho de que los beneficios físicos y/o psíquicos que pueden derivarse de la utilización de las técnicas ofertadas no está garantizado.

2 comentarios

  1. Que receta!
    Voy a ver si la hago para este domingo ya que no lleva endulzante y creo que podría ser apta para ahora que estamos depurando no?
    Mi marido ya no puede más jaja (es muy de dulce).
    Mi pregunta es que el boniato es menos calórico que la patata aun siendo más dulce?
    A mi me gusta más la patata por ser menos dulce jeje
    Y si lo cocinamos y lo dejamos enfriar baja su índice glucémico aun más no?

    • Muy buenas preguntas, Irene!
      Puedes hacer esta receta durante la depuración y también la que voy a compartir hoy con remolacha. Espero que a tu marido le gusten y no sufra tanto… jajaja
      Respecto a la comparación del boniato y la patata te diré que aunque el boniato contiene más “azúcares” y de ahí su sabor más dulce, también contiene más fibra. De ahi que su índice glucémico sea inferior al de la patata. Este hecho permite al boniato moderar mejor los azúcares en sangre y en la absorción intestinal y, por tanto, que las células los aprovechen mejor para consumo de energía directa y no como aumento en las reservas de grasa. También destaca el boniato en fitosteroles totales (12 mg) frente a la patata (4 mg), algo que ayuda a moderar la absorción de los excesos de colesterol de la comida. Y en el apartado de las vitaminas, que no me has preguntado pero ya que estamos y me parece interesante informarte, el boniato gana por goleada ya que realmente la pulpa blanca de la patata tiene pocas. Destaca especialmente el boniato anaranjado por sus 25 mg de vitamina C, por nombrar una de las que contiene, y el morado por ser muy rico en antocianinas que le confieren ese color. Ambos tubérculos destacan en la cantidad de potasio, en los aportes de calcio gana el boniato y en los de magnesio o fósforo, gana la patata.
      Espero que con toda esta información puedas tomar buenas decisiones y si te gusta más la patata por ser menos dulce te animo a explorar el boniato blanco que es bastante insípido o el cocinabo o rutabarga.
      Si cocinas y dejas enfriar cualquier alimento rico en almidón, obtendrás almidón resistente y su índice glucémico será inferior.
      ¿Te queda alguna duda más al respecto?

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