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Conoce a tus aliados contra la inflamación

Dentro de ti existe una ciudad invisible formada por millones de bacterias, cada una con una función específica, como si de un ecosistema perfectamente organizado se tratara. Ellas determinan si tu cuerpo está equilibrado o inflamado, si digieres bien o mal, si te sientes ligera o hinchada, si tienes energía o te arrastras durante el día.

Hoy te propongo conocerlas más de cerca. Saber quién es quién dentro de tu microbiota te ayudará a entender cómo cuidar de tu salud desde la raíz.


🦠 1. Microbiota protectora: las guardianas de tu bienestar

En este grupo encontramos a las Lactobacillus spp, Lactococcus spp, Bifidobacterium spp y Bacteroides spp. Ellas son tus soldados protectores, las que patrullan el intestino para evitar que los patógenos invadan tu organismo.

Producen ácido láctico y peróxido de hidrógeno, dos metabolitos con efecto antimicrobiano que crean un entorno hostil para las bacterias dañinas. Gracias a ellas, la mucosa intestinal se mantiene fuerte y el pH se conserva en niveles saludables.

Cuando este grupo se debilita, los “enemigos” encuentran la puerta abierta, y aparecen síntomas como hinchazón, gases, digestiones pesadas o infecciones recurrentes.


🧬 2. Microbiota inmunomoduladora: las maestras del equilibrio inmunológico

Aquí encontramos bacterias como Enterococcus spp, Escherichia coli y Streptococcus spp, que son las encargadas de entrenar a tu sistema inmunológico.

En condiciones normales, estas bacterias ayudan a que tus defensas sepan diferenciar entre una amenaza real y algo inofensivo, evitando reacciones exageradas o inflamaciones innecesarias. Pero cuando pierden el control, el sistema inmune se desorienta y puede reaccionar de más o de menos, dando lugar a alergias, intolerancias o infecciones frecuentes.


🌾 3. Microbiota sacarolítica: las productoras de energía y antiinflamación

Este grupo es una joya. Formado por Bifidobacterium adolescentis y Ruminococcus bromii, se encarga de degradar la fibra de los alimentos vegetales para convertirla en ácidos grasos de cadena corta, entre ellos el butirato, el compuesto más antiinflamatorio del intestino.

Estas bacterias fermentan almidones resistentes y oligosacáridos, creando un entorno de energía limpia y estable. Cuando están activas, reducen la inflamación, fortalecen la mucosa intestinal y mejoran la sensibilidad a la insulina. En cambio, cuando escasean, el cuerpo se vuelve más propenso al estreñimiento, la inflamación intestinal y los altibajos de energía.


🍖 4. Microbiota proteolítica: las bacterias que debemos mantener a raya

Aquí encontramos bacterias como Proteus spp, Klebsiella spp, Clostridioides spp, Enterobacter spp, Clostridium spp, Pseudomonas spp y Vibrio spp. Su función es descomponer proteínas, algo que en pequeña cantidad es saludable, pero cuando proliferan demasiado generan metabolitos tóxicos como el amoníaco, los sulfuros y las aminas.

Estos compuestos sobrecargan el hígado, irritan el intestino y están asociados con cáncer de colon, permeabilidad intestinal y enfermedades inflamatorias crónicas. Además, producen sustancias como el TMAO y los lipopolisacáridos (LPS), que aumentan la inflamación sistémica y dañan el metabolismo.

El abuso de proteínas animales, los ultraprocesados y, sobre todo, el uso de antibióticos, favorecen el crecimiento de estas bacterias oportunistas. Por eso, cuidar la dieta y proteger la microbiota protectora es clave para mantenerlas bajo control.


🧡 5. Microbiota muconutritiva: las guardianas de la mucosa intestinal

Las estrellas de este grupo son Akkermansia muciniphila y Faecalibacterium prausnitzii, las dos bacterias más admiradas por la ciencia moderna. Su función es mantener intacta la capa de moco que recubre la mucosa intestinal. Esa capa actúa como una barrera protectora que impide que los patógenos lleguen al torrente sanguíneo.

  • Akkermansia produce ácido acético, esencial para generar energía y estimular la producción de moco.
  • Faecalibacterium transforma ese ácido en butirato, un potente antiinflamatorio que estabiliza la mucosa y reduce el estrés oxidativo.

Niveles bajos de Akkermansia se relacionan con sobrepeso, resistencia a la insulina y toxicidad metabólica, mientras que una disminución de Faecalibacterium se asocia con mayor inflamación y menor capacidad de regeneración intestinal.


🍄 6. Microbiota fúngica: los hongos, los invitados delicados

En este grupo destaca la Candida spp, una levadura que en pequeñas cantidades puede convivir en equilibrio, pero que, si se le da demasiado alimento (como azúcar y harinas refinadas), se multiplica sin control. Cuando eso ocurre, el sistema inmune se ve obligado a responder, liberando citoquinas inflamatorias que dañan la mucosa intestinal. El resultado: hinchazón, gases, antojos, niebla mental, fatiga y permeabilidad intestinal.

La Candida y otros hongos son oportunistas, lo que significa que atacan cuando las defensas están bajas o la microbiota protectora está débil. Por eso, reforzar las bacterias buenas es la mejor estrategia para mantenerlos a raya.


🌸 En resumen

Tu microbiota es un ecosistema dinámico donde cada bacteria tiene una misión. Algunas protegen, otras equilibran, otras limpian y otras, si se descontrolan, generan caos.

Lo importante no es eliminar bacterias, sino mantener el equilibrio. Porque cuando ese equilibrio se rompe, aparecen la inflamación, el cansancio, las intolerancias, el sobrepeso y un sinfín de molestias que podrían evitarse con hábitos conscientes.

Mañana te contaré cómo detectar el estado de cada uno de estos grupos en tu organismo y qué puedes hacer para mantenerlos bajo control.

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✨ Que el amor, la paz y la salud siempre te acompañen.

Virginia Quetglas
Diplomada en Naturopatía y creadora de la Escuela de Hábitos Saludables, Naturopatía y Cocina Consciente El Rincón de Nana


La información proporcionada en este blog tiene fines informativos y no sustituye el consejo profesional. Si tienes alguna condición médica o estás en tratamiento, consulta a tu médico antes de hacer cambios en tu dieta o estilo de vida.

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