Ayunar significa dejar de comer para regalarle un descanso digestivo a nuestro organismo. Y, ¿para qué? Para que pueda dedicar tiempo a otras tareas importantes como detoxificar, regular nuestro peso corporal, reforzar el trabajo del sistema inmunológico, etc. Igual que cuando tenemos peques en casa y no hay manera de que la casa esté limpia y dejamos a los peques una tarde con los abuelos para poder dedicar tiempo a otros quehaceres del hogar. Y, ¿cómo se hace? Pues en esta ocasión te voy a proponer tres formas diferentes para que elijas la que más te apetezca o más se adapte a tus necesidades.
- La primera consiente en elegir dos días a la semana intercalados, por ejemplo martes y jueves, en los que comer muy poquito y vegetal. Lo ideal sería; fruta, caldos, cremitas de verduras y para beber agua e infusiones, evitando los tes y el café así como otros estimulantes (azúcar, tabaco, alcohol, etc.)
- La segunda consiste en realizar las comidas del día en un período de 8 horas, es decir, por ejemplo, desayunar a las doce y cenar a las ocho, a diario.
- La tercera, y última consistiría en hacer una única comida al día, siempre a la misma hora. Por ejemplo, entre las cuatro y las siete de la tarde, bebiendo muchísimos líquidos como infusiones, agua y zumos verdes, el resto del día.
Estas pautas se pueden llevar a cabo como un estilo de vida saludable y no de forma puntual. Pero eso lo dejo para los que cuando experimenten sus beneficios, no quieran volver a sus antiguos hábitos alimenticios.
Espero que aunque sea puntualmente, te animes a elegir alguna de estas fórmulas y me cuentes qué tal te sientes.
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¡Que la salud te acompañe!