“Bebe tu comida y mastica tu bebida”

El mes pasado publiqué este articulo en la Revista Eduk y hoy quiero compartirlo contigo. Si te gusta, me hará mucha ilusión recibir un comentario con tu impresión. ¡Qué lo disfrutes!

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Inauguro mi sección con un tema que creo de máxima importancia en el ámbito de la educación nutricional. Y es que si somos adultos, deberíamos reeducarnos y si tenemos niños a nuestro cargo, educarles desde la infancia para que sepan cómo utilizar esta maravillosa máquina que es nuestro organismo.

A mí consulta no paran de visitarme personas que después de comer sienten hinchazón, somnolencia, ardores, pesadez, retortijones, diarreas, estreñimiento… Personas que no pueden ser felices porque tienen un conflicto con su sistema digestivo. Y yo siempre les pregunto: ¿masticas? Normalmente obtengo una cara de sorpresa ante mi pregunta y la respuesta es que sí. Pero seamos realistas, ¿quién mastica entre 25 y 50 veces cada uno de sus bocados?

Gandhi dijo: “Bebe tu comida y mastica tu bebida”. ¿Qué significa esto? En un mundo en el que las batidoras tienen tanta potencia que no dejan grumos ni en la crema de verduras más fibrosa, donde los zumos se cuelan para no encontrarnos las pieles o las pepitas de la fruta, donde increíbles extractores en frío nos ofrecen maravillosos zumos que mantienen intactos todos los nutrientes y lo más importante es hacerlo todo corriendo porque el estrés es nuestro compañero de viaje, masticar está muy mal visto. Si no es muy necesario es mejor engullir. Un zumo, un batido, una sopa o una crema no se mastica. ¿Verdad que si eres padre se lo has dicho alguna vez a tu hijo, o has escuchado a algún padre decirlo? ¿Para que dar tantas vueltas en la boca a algo que es líquido? Imprescindiblemente por varias sencillas y maravillosas razones:

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1- Nuestro cerebro tarda veinte minutos desde que empezamos a comer en sentir sensación de saciedad. Así que si comes rápido sin masticar, estarás tomando una cantidad excesiva de alimentos y probablemente después esta sensación vaya tornándose en un… “voy a explotar”, “necesito una siesta”, “me caigo de sueño después de comer”, etc.

2- La alimentación comienza en la boca con la secreción de amilasa. Si el bolo alimenticio pasa con una textura incorrecta y sin predigerir al estómago, este será incapaz de producir esta enzima, para conseguir responder correctamente ya que solo se produce amilasa a través de las glándulas salivales y el pancreas.

3- Si obligamos al estómago a trabajar a marchas forzadas, gastaremos una gran cantidad de energía en el proceso digestivo. Esto conllevará que nos cueste leer, conducir, prestar atención a nuestros hijos, estudiar…

4- Cuando no masticamos lo suficiente necesitamos beber mientras comemos para ayudarnos a tragar los trozos más grandes o secos. Beber mientras comemos debilitará los jugos gástricos con lo que tendremos una mala digestión en el estómago y esto se irá complicando cuando el proceso continue en nuestros intestinos.

Podría seguir dando motivos por los que masticar pero prefiero explicaros qué sucede cuando sí lo hacemos. Y es que dicen que si masticamos correctamente, ningún alimento nos sentará mal. Así que así la digestión empezará en nuestra boca y una vez preparado el bolo alimenticio pasará a nuestro estómago donde los jugos gástricos continuarán con el trabajo, evitando malestar y problemas como los mencionados anteriormente. Pero si la ansiedad o los malos hábitos te ganan la batalla en cada comida, aquí tienes ideas para empezar con el cambio:

1- Come con palillos si no estás habituado a ello. Como te costará, tendrás más tiempo para masticar.

2- Deja los cubiertos y cuenta con los dedos, mínimo hasta veinticinco con cada bocado.

3- Descubre el color, el aroma y el verdadero sabor y textura de cada porción conectándote con tu cuerpo y concentrándote en el aquí y ahora.

4- Pon atención en como cambia el sabor de los alimentos así como vas masticando.

5- Da gracias cada vez que te llenas la boca de comida, por tener abundancia.

Por último, voy a darte algún consejo para que el proceso se realice correctamente. En primer lugar, siéntate para relajar el abdomen y las caderas. De esta forma te será más fácil respirar. Para ello es importante que también evites los cinturones y más si estos los sueles llevar muy apretados. Y aléjate del móvil y el televisor para que no te impidan centrarte en el ritual en el que vas a convertir este momento. Intenta evitar alimentos como el vinagre que bloquea la producción enzimática y aliña con limón para que te sea más fácil asimilar los nutrientes. Para finalizar, cuando sea posible come en buena compañía. Generarás endorfinas que te ayudarán a realizar una digestión ligera, lo que te permitirá invertir la energía que ya no malgastarás en los quehaceres o tareas que desees. Ya lo sabes, “mastica tu bebida y bebe tu comida” porque no puedes comprometer 12 metros que recorren todo tu cuerpo en los primeros cinco centímetros. ¡Salud!

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